Ampurias


Los yacimientos arqueológicos de Ampurias se encuentran sobre el golfo de Rosas, en el municipio de La Escala (Gerona) y son unos de los restos griegos más importantes de España. La zona está conformada por una llanura hundida por donde pasan los ríos Ter y Fluviá. No se trata de un único núcleo sino de tres diferenciados: Palaiápolis, Neápolis y Ciudad romana.

La Palaiápolis (en griego παλαιάπολις, "ciudad antigua") la encontramos citada por Estrabón como fundación de los foceos de Massalia, que adoraban a la diosa Ártemis de Éfeso. Esta primera colonia se instaló en una isla frente a la costa, lo que hoy sería San Martín de Ampurias.
El término Neápolis (en griego νεάπολις, "ciudad nueva") es el término comúnmente aplicado por los griegos para la zona de crecimiento de una ciudad, y le fue dado en este caso por Puig i Cadafalch para designar al asentamiento situado al sur de la Paliápolis, ya tierra adentro. Este asentamiento nace como resultado del crecimiento demográfico que no puede soportar la ciudad antigua.
La Ciudad romana es una antigua fortaleza (praesidium), asentada en un promontorio más al oeste de la Neápolis. Es un rectángulo de 750x350 metros delimitado por una muralla que acoge un sistema urbano desarrollado en torno a varios cardos y decumanos.
Contenido:
1 Historia de Ampurias
1.1 Emporion griega
1.2 Ampurias durante el Imperio Romano
1.3 Ampurias durante la tardoantigüedad
2 Evolución de la investigación arqueológica
2.1 Inicio de la excavación. Puig i Cadafalch y Gandia. 1908-1936
2.2 La guerra y reanudación bajo el trabajo de Martín Almagro. 1936-1965
2.3 La dirección de Ripoll. 1965-1981
2.4 Reinterpretación de los santuarios y excavación en el foro (1982-2008)
3 La Palaiápolis
4 La Neápolis
4.1 Murallas y edificaciones defensivas
4.2 El recinto de Asclepios
4.3 El recinto de Serapis
4.4 Edificios civiles
4.5 Arquitectura doméstica
4.6 Escollera helenística
4.7 Otros edificios
5 La ciudad romana
5.1 Arquitectura doméstica
5.2 Muralla de la ciudad
5.3 El foro
5.4 El anfiteatro y la palestra
6 Necrópolis
6.1 Greco-indígenas (s. VI-III a. C.)
6.2 Tardorrepublicanas ( s. II-I a. C.)
6.3 Altoimperiales (s. I a. C.-II d. C.)
7 Véase también
8 Notas
9 Bibliografía
10 Enlaces externos

Historia de Ampurias
En un principio encontramos en esta zona una serie de pueblos asimilables a los de la cultura de los campos de urnas, los indiketes. Era una cultura del Bronce Final y la I Edad del Hierro que basaron su economía en una agricultura y ganadería de subsistencia. Un ejemplo de este tipo de pueblo lo encontramos en el yacimiento de Ullastret. Este poblado indiketa comerciará más tarde con los griegos.

Emporion griega

Ánfora griega encontrada en Ampurias.En el 575 a. C. llega a la península la última oleada colonizadora griega, la de los foceos, encaminada al comercio de larga distancia. Los focenses no creaban colonias de poblamiento sino que su objetivo era, primordialmente, comercial. La misma metrópolis, Focea, está erigida con esa finalidad.

Se establece la Palaiápolis, «ciudad antigua», como un mero puerto comercial isleño donde hacer escala frente a la desembocadura del río Fluviá. Con la llegada de los griegos, los indígenas se vuelven productores de bienes de consumo que intercambiarán con los helenos por mercancías más preciadas como el vino. En un principio depende de Massalia, como podemos observar en el gran número de ánforas massaliotas encontradas de esa época.

En el 550 a. C., según Estrabón, se establece una segunda fundación, ésta en tierra firme, en detrimento de la Palaiápolis, que experimenta un gran desarrollo urbanístico. Las palabras de Estrabón las vemos recogidas en su Geografía:

«Los emporitanos habitaban antes una islita delante de la costa que hoy se llama Palaiápolis, pero hoy viven ya en la tierra firme. Emporion es una ciudad doble, estando dividida por una muralla, teniendo antes, como vecinos, algunos indiketes (...). Pero con el tiempo se unieron en un solo estado, compuesto de leyes bárbaras y griegas, como sucede también en otras muchas ciudades»

Estrabón, Geografía, III. 4, 8.
Tras la conquista de Focea por Ciro II, emperador de Persia en 546 a. C, los foceos huyen a la nueva colonia de Alalia, en Córcega. Sin embargo, su presencia acaba incomodando a los cartagineses, que forman una coalición con los etruscos para acabar con ellos. En el 535 se produce la Batalla de Alalia. Los foceos volverán a huir, esta vez se refugiarán en Massalia y Emporion. La ciudad vio aumentada sensiblemente su población por refugiados.

En el s. V a. C. se produce una época de gran prosperidad basada sobre todo en el comercio griego, en especial con el aprovisionamiento ateniense. Se establecieron acuerdos políticos y comerciales con la población indígena, (que fundó en las cercanías la ciudad de Indika). Debido a su situación en la ruta comercial entre Massalia y Tartesos, la ciudad se convirtió en un gran centro económico y comercial además de la mayor colonia griega en la península Ibérica.


Moneda de Emporion. En el anverso vemos la cabeza de la ninfa Arethusa y en el reverso la leyenda emporiton (emporitanos) en griego y un pegaso, símbolo de la ciudad.A partir del s. IV a. C. la ciudad ya crece de forma considerable y es conocida como Emporión, Ἐμπόριον.[5] Sigue habiendo mucho comercio griego con la península y se empiezan a acuñar las primeras monedas, anepigráficas, en un primer momento, y con la leyenda EM, más tarde. A finales de este siglo se emiten ya dracmas con el tipo del caballo parado, según modelo púnico, y después con el característico pegaso en el reverso y la cabeza de Arethusa en el anverso.

Continúa el periodo de esplendor hasta la llegada de los Bárquidas. La competencia crea una recesión en la economía emporitana. Los emporitanos envían una embajada a Roma pidiendo ayuda. Roma cierra el Tratado del Ebro con Asdrúbal en el 226 a. C., según el cual los punos no podían pasar el río. Con la II Guerra Púnica Ampurias se significa como fiel aliada de Roma. En el 218 a. C. los romanos envían un ejército, que desembarca en Ampurias, con la misión de cortar los suministros de Aníbal, que está asolando Italia. Este hecho lo vemos citado por Tito Livio:

«Mientras estas cosas ocurrían en Italia, Cn. Cornelio Escipión, enviado a Hispania con una escuadra y un ejército, zarpó de las bocas del Ródano y doblando los montes Pirineos abordó en Ampurias. Desembarcó allí el ejército, y empezando por los lacetanos, sometió a Roma toda la costa hasta el Ebro, unas veces renovando alianzas, otras estableciéndolas.»

Tito Livio, Ab urbe condita, XXI. 60, 1-3.
Ampurias durante el Imperio Romano

Mosaicos en la parte romana de la ciudad antigua de Ampurias.La primera presencia romana en Ampurias supuso la construcción de un campamento romano estable del ejército, donde hoy en día se halla la ciudad romana, aunque la existencia de éste campamento no supuso la sumisión de la ciudad griega a la República, sino que ambas eran iguales. Esto ocurrirá con la venida a Hispania del cónsul Marco Porcio Catón. Tras desembarcar en Rosas, su ejército ( estimado entre 52.000 y 70.000 hombres[6] ) se dirige a Ampurias. Tito Livio hace referencia a este hecho describiéndonos la ciudad:

«Ampurias estaba formada por dos ciudades separadas por una muralla. Una ciudad habitada por griegos de Focea, como los massaliotas, y la otra por hispanos. La ciudad griega, próxima al mar, estaba rodeada por una muralla de menos de 400 pasos. La ciudad hispana, más alejada de la costa, tenía una muralla de 3.000 pasos de perímetro (...) La parte de la muralla que miraba a tierra, bien fortificada, tenía una sola puerta vigilada por un magistrado por turno. Por la noche montaban la guardia en las murallas la tercera parte de los ciudadanos (...).»

Tito Livio, Ab urbe condita, XXXIV, 9.
En torno al 100 a.c, se construiría una ciudad romana de nueva planta, que convivió en pie de igualdad con la vieja colonia focense. Por otro lado a pesar de la igualdad, la presencia de Roma influyó tanto sobre el pequeño núcleo griego, que los propios griegos se fueron romanizando, hasta que durante el principado de Augusto, se les fue concedida la ciudadanía romana, lo que provocó que los núcleos griego y romano acabasen físicamente unidos, como consecuencia de la unificación de ambas ciudades bajo un mismo estatuto jurídico nos encontramos por tanto con el denominado municipium Emporiae. Conviene destacar que en cuanto al núcleo indígena Indika, conocemos algunos datos gracias a algunos pasajes de Estrabón y Tito Livio, quienes explican que la comunidad grecorromana y la indígena vivían separadas por un muro.

Mantendrá sus instituciones hasta la guerra civil entre Pompeyo y Julio César, fecha en la que el partido proPompeyo gana en la ciudad, lo que supondrá, tras la victoria de César, la anulación de su independencia y el establecimiento de una colonia de veteranos a su lado.[7]

A partir del siglo I d.c, tras la conquista total de Iberia por Roma, Ampurias entró en decadencia, ensombrecida por el poder de Tarraco y Barcino. La primera, convertida en capital, hizo que las antiguas ciudades romanas de origen republicano entraran en un proceso de decadencia. A finales del I d. C. se empiezan a abandonar zonas de Ampurias y ciertos edificios se derrumban.

[editar] Ampurias durante la tardoantigüedad
En el s. III d. C. la población se va hacia la antigua Palaiápolis, que estaba mejor fortificada. La ciudad griega pasó a ser un cementerio, mientras que la romana pervivió como población hasta la invasión normanda del siglo IX. La continuidad de la importancia de esta pequeña ciudad, quedó demostrada por el hecho de que, después de la reconquista del norte de Cataluña por Carlomagno en el 785, Ampurias fuese la capital del condado carolingio del mismo nombre, siendo ésta una condición que la vieja ciudad mantuvo hasta el progresivo traslado de los condes en el siglo XI, al avecina localidad de Castellón de Ampurias. Este desplazamiento comenzó a raíz del aviso que supuso para su seguridad la destrucción a la que se vio sometida Ampurias en el año 935 a manos de una escuadra árabe fletada y enviada desde Almería por Abderramán III.

Evolución de la investigación arqueológica
Inicio de la excavación. Puig i Cadafalch y Gandia. 1908-1936
A pesar de que se conocía el emplazamiento exacto de la ciudad desde el siglo XV, las excavaciones no comenzaron hasta finales del siglo XVIII, pero no fue hasta principios del siglo XX cuando se iniciaron las primeras investigaciones arqueológicas con una metodología con carácter científico. Éstas empezaron en 1908 a iniciativa de la Junta de Museos de Barcelona, de la cual formaban parte la Diputación Provincial de Barcelona, actual propietaria del yacimiento, y el Ayuntamiento de la ciudad del mismo nombre. El impulsor de dicho proyecto fue Josep Puig i Cadafalch, aunque los trabajos de campo los dirigió Emili Gandia, quien tuvo que desarrollar un método arqueológico estratigráfico propio. Sin formación previa en Arqueología, Gandia regitró detalladamente todos los detalles de sus excavaciones, que anotaba a medida que se producían y luego traspasaba a limpio en sus famosos Diarios, que permanecen inéditos a pesar de haber sido utilizados en todos los trabajos posteriores sobre el yacimiento.

La guerra y reanudación bajo el trabajo de Martín Almagro. 1936-1965
La Guerra Civil española frenó en seco las investigaciones, las cuales no se reanudaron hasta 1939, bajo la dirección del profesor Martín Almagro Basch, quien con ayuda del ejército comenzó la investigación de la ciudad romana. De 1940-1965 se descubren tramos de la muralla romana, la domus y el foro. En los 40 realizan algunas catas en la ciudad griega. Se llevan a cabo publicaciones de poca entidad, salvo sobre las necrópolis.

La dirección de Ripoll. 1965-1981
A partir de 1965 la dirección recayó en el prehistoriador Eduardo Ripoll (entre 1965 y 1981), alumno de Almagro, el cual, desde 1961-1981 hace catas estratigráficas en el área del foro y zonas circundantes. Se excava extramuros con el fin de encontrar el poblado indígena indiketa. La ciudad griega no se toca y, en cuanto a la romana, sólo se halla una instalación militar romana del segundo cuarto del II a. C.

Reinterpretación de los santuarios y excavación en el foro (1982-2008)
A partir de 1981 y hasta fechas recientes el director de la excavación ha sido Enric Sanmartí, durante las últimas dos décadas gracias al incremento de los recursos humanos y económicos se ha incrementando notablemente la información sobre la ciudad romana y la Neápolis, en este último caso se ha logrado conocer gran parte de la evolución de dicho lugar desde el siglo V a.C. Actualmente la investigación arqueológica del yacimiento, que es una de las sedes del Museo Arqueológico de Cataluña es desarrollada por un equipo formado por Pere Castanyer, Marta Santos, Quim Tremoleda i Xabier Aquilué.

Las piezas encontradas son principalmente griegas, romanas e iberas, y se conservan en el Museo Arqueológico de Cataluña, en sus centros de Ampurias (entre la ciudad griega y la romana) y Barcelona. Se trata fundamentalmente de vasijas de cerámica, mosaicos, esculturas, sarcófagos, joyas y herramientas.
La Palaiápolis
La isla donde se situaba la Palaiápolis se encuentra en la actualidad unida a tierra firme. Sobre esta isla se encuentra el pueblo medieval de San Martín de Ampurias, mientras que la parte que anteriormente fue el puerto y que fue sepultada de sedimentos se encuentra cubierta de huertas. Esta zona apenas ha sido excavada debido a que desde la antigüedad ha permanecido habitada. Parece ser que tras la fundación de la Neápolis, la Palaiápolis se utilizó como acrópolis (fortaleza y templo). Estrabón habló de un templo dedicado a Artemisa situado en esta isla.[8]

La Neápolis

Basílica paleocristiana en Ampurias.En este apartado se comentarán los edificios más representativos de la Neapolis, y la cual fue fundada al parecer en el 550 a.c, conviene tener en cuenta que casi todo lo que se observa a simple vista, corresponde a las épocas republicana e imperial, e incluso, al principio de la alto medieval. Por lo que, lo que hay estrictamente griego, tanto de las épocas arcaica y clásica como de la época helenística, se halla en el subsuelo y solamente es visible en ciertos sondeos realizados antes de 1939, y en las zonas excavadas a partir de los años 80, especialmente en la zona sur de la ciudad.

Murallas y edificaciones defensivas
La Neápolis consistía en un recinto amurallado formando un rectángulo muy irregular de 200 m por 130 m, situándose el puerto al norte. El sur de la Neapolis está delimitado por una muralla con aparejo ciclópeo construida en la segunda mitad del siglo II a.c, siendo gran parte de los bloques de caliza que la conforman, provenientes de una muralla griega anterior, del siglo IV a.c, cuyos restos han sido hallados a unos veinticinco metros hacia el interior de la ciudad. Al desplazar la muralla sus piedras sirvieron como se ha comentado para construir la muralla exterior, mientras que lo que quedaba fue sepultado bajo una gran aportación de tierra que elevó el nivel de la ciudad de manera considerable.

La muralla se desplazó en el siglo II a.c, seguramente debido a la necesidad de ganar espacio para construir un conjunto de nuevos templos. La nueva muralla, la del siglo II a.c, esta flanqueada por dos torres cuadrangulares y el ángulo sudoccidental estaba protegido por un importante baluarte. Si bien se ha comentado la existencia de una muralla del siglo IV a.c y otra del siglo II a.c, diversas intervenciones arqueológicas han constatado la existencia de un parapeto o Proteichisma de la segunda mitad del siglo III a.c, que actualmente se sitúa debajo del recinto de Serapis que evitaría que la maquinaria de guerra se acercara más de lo conveniente a la muralla

En cuanto a la muralla que cerraba la Neapolis por el oeste, se ha documentado la existencia de una torre de vigilancia o atalaya de gran tamaño, la cual ha sido datada en el siglo V a.c; esta fortificación y la torre del siglo V a.c hallada en la zona sur de la ciudad debieron formar parte de un complejo defensivo anterior a la edificación de la muralla del siglo IV a. C. Por último el muro del oeste separaba Neápolis de la ciudad ibérica de Indika.

El recinto de Asclepios
En el espacio ganado con la ampliación de la muralla hacia el sur de la ciudad en el siglo II a.c se construyeron diversas construcciones de carácter religioso que, en parte pueden ser identificadas con un Asklepieion, con la ampliación de la muralla, el primitivo recinto de Asclepios, del siglo IV a.c, fue totalmente modificado, quedando a partir de ahora intramuros. El Asklepieion era un centro terapéutico y religioso consagrado al dios de la Medicina, Asclepios


Vista del recinto de Asclepio.El recinto parece ser que estaba conformado por los tres templos que se encuentran al oeste del conjunto, junto a unas cisternas, un pozo hallado, y por último un edificio porticado o aditon un edificio donde los enfermos experimentaban el sueño sagrado a partir del cual los sacerdotes establecían el tratamiento terapéutico a seguir. En cuanto a las cisternas eran el lugar donde se almacenaba el agua necesaria para llevar a cabo los ritos de purificación a los que debía someterse el enfermo, y el pozo abierto quizás albergaba las serpientes consagradas al dios

El recinto de Serapis
A mediados del siglo II a.c, al mismo tiempo que se construía la muralla externa de la ciudad y se demolían la muralla griega del siglo IV a.c y el parapeto del siglo III a.c, en Ampurias se decidió construir una plaza porticada en el espacio ganado al desplazar la muralla. Más adelante probablemente en la primera mitad del siglo I a.c, ésta sufrió una importante transformación, al ser construido en su zona occidental un templo tetrástilo, dórico y con escaleras laterales, consagrado seguramente a la divinidad de Serapis. De la existencia de este recinto a Serapis, se presupone la importancia que tuvieron en Ampurias en los períodos helenístico y republicano, los cultos procedentes del Mediterráneo oriental, debido seguramente al efecto que tuvo en la ciudad la llegada de mercaderes y negociantes de Oriente, quienes aprovecharon la existencia de una ciudad portuaria, abierta al exterior, para establecerse en ella y transformarla en los siglos II y I a.c, en un emporio comercial y cultural de gran influencia.

Edificios civiles
Las excavaciones han sacado a la luz un centro urbano helenístico compuesto por un ágora, una stoa, y un mercado, edificios situados en la zona central de la Neápolis, donde confluyen las dos vías principales de la misma, siendo construidos estos edificios a mediados del siglo II a. C. Para ello hubo que destruir parte del barrio existente en aquella zona. El conjunto de los edificios ocupa la mitad de una hectárea, situándose en torno a una plaza porticada de 52 x 40 metros.

Arquitectura doméstica
La mayor parte del espacio excavado correspondiente a la ciudad griega, constituyen recintos domésticos de cronología variada. Conviene destacar, sin embargo, que a pesar de la gran cantidad de casas estudiadas, apenas se tiene información sobre cómo eran las casas entre el siglo VI y el siglo III a.c, mientras que del siglo II a.c en adelante la información es bastante más completa. En la Neapolis nos encontramos dos tipos de casas, por un lado las casas llamadas de peristilo, de clara tradición griega, mientras que por otro lado nos encontramos con las casas llamadas de atrio, las cuales se desarrollan tras la llegada romana a Ampurias en el 218 a.c.

Escollera helenística

Imagen de la escollera helenística.Este monumento es uno de los más emblemáticos de Ampurias, no sólo por su monumentalidad, sino también por el hecho de haberse hallado siempre visible. Fue una obra probablemente construida en el siglo I a.c, la escollera mide 82 metros de longitud, 6 m de anchura y su altura alcanza los 6,50 m.

Otros edificios
Tras la ocupación romana se levantaron unas termas y posteriormente en el siglo IV d.C, se construyó sobre la estructura de las termas una pequeña basílica paleocristiana de planta rectangular con ábside, dedicada a las prácticas funerarias propias del cementerio cristiano que la rodeaba.

La ciudad romana
La ciudad romana aún no está completamente estudiada (sólo se han completado un 20% de las excavaciones. La construcción de la ciudad romana se realizó en torno al 100 a.c, levantándose una ciudad de nueva planta, con trazado urbano ortogonal, y la cual durante el siglo I y hasta la época de Augusto, permaneció independiente de la ciudad griega, hasta que durante el reinado de Augusto, tras conseguir primero los indígenas, y luego los griegos la ciudadanía romana, se fusionaron en un único municipio denominado a partir de entonces emporiae, e integrado por gentes de estirpe itálica, ibérica y griega. Destacar que la ciudad romana ocupa a grandes rasgos un rectángulo de 700 x 300 metros aproximadamente.

Arquitectura doméstica

Mosaico en blanco y negro de una domus romana.El conocimiento de las casas romanas de la ciudad romana se limita a tres grandes domus, situadas en el lado este de la ciudad, sobre el puerto. Se trata de grandes mansiones que siguen el esquema itálico de la casa de atrio completada con peristilo y hortus. Su origen es, como el de la ciudad, de época republicana, y fueron construidas cuando los primeros habitantes recibieron sus lotes de terreno en los que construir las viviendas, las cuales, sobre todo en época imperial sufrieron importantes ampliaciones. Las viviendas presentan numerosas dependencias, jardines y decoración de mosaicos en blanco y negro y pinturas murales. En una de ellas se conserva en buenas condiciones un mosaico que representa el sacrificio de Ifigenia.

Muralla de la ciudad

Muralla romana de Ampurias.De la muralla romana, construida a finales del siglo II a.c, el sector mejor conservado, es el del recinto sur, donde nos encontramos con un muro recto, sin torres, que consta de dos cuerpos: el interior, hecho de sillares poligonales de piedra caliza, y el superior de opus caementicium, hormigón de cal, arena y piedra. Destacamos la puerta situada en este tramo de muralla, en cuyo dintel se pueden ver aún las roderas de los carros. La función de esta muralla, no era defensiva, sino de delimitar el recinto de la ciudad, y diferenciarlo del territorio agrícola circundante, el ager, las razones, son su escasa altura, unos 3 metros, la ausencia de torres, y unas entradas sin fortificar.

El foro
Dicho recinto consistía en una plaza pública alrededor de la cual se distribuían los principales edificios de la ciudad, cuyas funciones eran religiosas, administrativa y comercial. Uno de los edificios más importantes fue un gran templo, construido en época republicana, cuya fachada estaba orientada al sur. El templo era próstilo y tetrástilo, y se alzaba sobre un podio hoy prácticamente desaparecido, estando dedicado a la tríada romana: Júpiter, Juno y Minerva

El templo estaba rodeado por un gran pórtico de tres naves, en forma de U invertida levantado sobre un criptopórtico. Este conjunto, estuvo acompañado de trece tabernae abiertas hacia el norte. Asimismo al este se encontraba una basílica civil y una curia, edificios construidos durante el mandato del emperador Augusto. Por último destacar que con la construcción del foro, la importancia de la plaza del ágora de la ciudad griega comenzó a declinar, ya que las atribuciones religiosas y administrativas pasaron a este recinto.

El anfiteatro y la palestra
Fuera del recinto de la ciudad se construyó a finales del siglo I d.c un anfiteatro y una palestra. El anfiteatro se trata de un edifico construido con materiales de baja calidad, teniendo unas gradas que con casi toda probabilidad eran de madera. En cuanto a las dimensiones del edificio sus ejes miden 93 x 44 metros, estando rodeado por un pórtico. A día de hoy constituye el único edifico público destinado a espectáculos, ya que en la actualidad todavía no ha sido posible documentar la existencia de un teatro.

Necrópolis
Las necrópolis de Ampurias son de una larguísima etapa que abarca del s. VII a. C. hasta más allá de la Edad Media. Sin embargo muchas tumbas fueron saqueadas. Almagro realizó dos volúmenes que recogen todos los datos sobre la mayor parte de cementerios de la zona. Hay 3 tipos: greco-indígenas, tardorrepublicanas y altoimperiales.

Greco-indígenas (s. VI-III a. C.)
Fueron ocupando los costados sur y oeste de la Neápolis, al estar cerrados por el mar el este y el norte. Son de las necrópolis más expoliadas. El sector oeste fue ocupado por la llamada necrópolis de la muralla noreste, enclave funerario de indígenas helenizados en la que predomina el rito de la incineración. La del sector sur durará mil años sin interrupción y vemos ritos tanto de inhumación como de incineración (s. V a. C.-VI d. C.).

Tardorrepublicanas ( s. II-I a. C.)
Encontramos un grupo antiguo que seguirá utilizando las necrópolis antiguas inhumadores/incineradores, posiblemente los griegos e indígenas de la Neápolis. Otro grupo será predominantemente incinerador y tendrá su necrópolis en un cerro donde anteriormente se situó un antiguo asentamiento indígena, Parralli. La necrópolis más antigua documentada es la que se encuentra en la ladera norte del vecino cerro de Les Corts, situado al sudoeste de la ciudad. Esta necrópolis funcionó sobre todo durante los siglos II y I a.c, encontrándonos pequeños túmulos de planta cuadrada construidos con sillares de cantería en cuyo centro se sitúan los restos de la incineración.

Altoimperiales (s. I a. C.-II d. C.)
No constan con claridad enterramientos desde el segundo cuarto del s. I a. C. hasta la época de Augusto, unos 35 años. A partir de entonces se observa que los enterramientos se sitúan en una ladera de la colina sobre la que se asienta la urbe romana. Se empieza a imponer la inhumación en el siglo II

---------------------------------------------------------------------------


Ampurias, puerta de entrada a Hispania:
Pilar Luis
Recientemente un grupo de estudiantes de NA Barcelona realizó una visita arqueológica a Ampurias, una de las principales puertas de entrada de las culturas clásicas en la Península Ibérica y por tanto un enclave fundamental para nuestra propia historia.


El rumor del viento y de las olas nos acompañó. Pasamos la muralla y la puerta de entrada de la antigua ciudad griega y una réplica magnífica a tamaño natural del dios Asclepio, dios de la medicina, hijo de Apolo, nos recibió a modo de anfitrión. Su imagen nos hizo viajar en el tiempo y recordar los pueblos que vivieron en aquellas tierras.

Íberos y Griegos
Desde tiempo inmemorial las gentes del lugar vivían entre lagunas y marismas. Conocían el cultivo de las plantas más antiguas como el trigo y la cebada y criaban animales tanto por sus carnes como por sus pieles. Tenían un conocimiento rudimentario del arte de la cerámica, de los tejidos, y de los metales. Los griegos denominaban a estos pueblos íberos porque poblaban las tierras de los márgenes del río Iber, hoy llamado Ebro.

A diferencia de los íberos, los griegos eran un pueblo inquieto y emprendedor. Hacia el año 600 a. de J.C., los griegos foceos, originarios de las costas de Asia Menor, comerciaban con los poderosos Persas y también viajaban hacia la ruta de poniente que les llevaba hasta Tartesos, legendaria ciudad del sur de la Península Ibérica, rica en metales. La navegación era dura y estaba plagada de adversidades. Fue así como las naves foceas lograron superar el Cabo de Creus y entrar en las aguas más tranquilas de la bahía, donde un islote no muy alejado de la costa ofrecía un lugar de desembarco adecuado para las necesidades de los navegantes. Los griegos se establecieron sólidamente en el islote donde levantaron el primer núcleo urbano del litoral ibérico, lo bautizaron con el nombre de Emporion. Los indígenas acudieron con cautela desde tierra adentro. Por su desconocimiento de los usos comerciales los primeros intercambios fueron difíciles.

El comercio progresó y eso permitió a los griegos asentarse en tierra firme en una nueva ciudad fortificada. A medida que se consolidaba el comercio, muchos indígenas, los indiketes, se instalaron junto a la nueva ciudad. A la sombra de las murallas de Emporion. Asimilaron muchos aspectos de la civilización griega. Aprendieron a tallar la piedra y a levantar ciudades amuralladas como fue el poblado de Ullastret. También llegaron a desarrollar su propio alfabeto.

Los romanos
Los romanos mantenían una pugna encarnizada con los cartagineses. Los tratado de paz que firmaban eran precarios, los cartagineses habían reunido un ejército poderosísimo que atravesando los Pirineos y los Alpes llegó hasta las mismas puertas de Roma. Aníbal asediaba la ciudad con su ejército de elefantes. Se había entablado una lucha a vida o muerte. El senado romano decidió recortar la retaguardia del ejército cartaginés y escogió el lugar ideal para hacerlo, Emporion, la colonia aliada griega donde el general Neoescipión desembarcó sus legiones sin impedimentos en el año 218 a. de J.C. La victoria romana fue aplastante, los legionarios no sólo salvaron Roma gracias a su oportuno desembarco en Emporion sino que desde allí comenzaron la conquista de toda la Península Ibérica, a pesar de que Emporion continuaba siendo una ciudad griega.

La pujanza romana era imparable, en un segundo desembarco que tuvo lugar en el año 195 a. de J.C. el cónsul Marco Porcio Catón, estableció en Emporion un campamento militar estable que sería el origen de una nueva ciudad. A partir de ese momento, tanto los antiguos caminos como las nuevas vías que cruzaban el territorio y las rutas marítimas llevaban a Roma.

La antigua Emporion griega derrumbó las murallas de poniente y se confundió con la ciudad romana. Esta ajetreada concentración de pueblos y de lenguas pasó a denominarse Emporiae. A lo largo de todos esos años Ampurias fue la puerta de entrada a Hispania. Estamos hablando del máximo momento de esplendor en el siglo I y primera mitad del II de nuestra era.

Pero el mismo crecimiento romano que hizo de Emporiae una de las ciudades más prósperas del mediterráneo acabaría volviéndose contra ella, el ímpetu de otras ciudades romanas como Tarraco, actual Tarragona, y Gerunda, la actual Gerona y la fundación de nuevas ciudades como Barcino, actual Barcelona, transformaría las rutas comerciales. Los navíos empezaron a pasar de largo. Los jóvenes más cualificados y los comerciantes más emprendedores emigraron hacia los nuevos asentamientos.


La Edad Media en Ampurias
El Imperio Romano se desintegró. En el siglo III d. de J.C. la invasión de los franco-alamanos precipitó la decadencia de la ciudad, que prácticamente fue destruida y no reconstruida como se hizo con Tarraco y Barcino. La escultura de Asclepios, que nos recibió al llegar al emplazamiento arqueológico y que es emblema del mismo en la actualidad, fue arrojada rota y maltrecha a una cisterna.

Emporiae ahora replegada a la primera ciudad griega nunca acabó de perder su preeminencia. La nombraron capital de condado y sede de un obispado bautizándola con el nuevo nombre de San Martín de Ampurias.

Pero el paso inexorable del tiempo fue dejando su huella. El perfil de la costa cambió, el islote donde se había levantado San Martín de Ampurias y que había brindado protección a tantas generaciones desde la llegada de los primeros navegantes foceos quedó unido a tierra firme. En el siglo VII una invasión normanda la acabó de destruir. Ampurias, medio despoblada y reducida al antiguo pueblo de San Martín perdió su esplendor e incluso su condición de capital condal que fue trasladada a otro lugar. Los años y los siglos transcurrían con lentitud, la oscuridad absoluta que cubría la antigua escultura de Asclepios no era más que el reflejo agudo de la penumbra que rodeaba el que había sido su mundo.

Las excavaciones
En los últimos años del siglo XIX y en los primeros del XX la atención que a las ruinas prestaron arqueólogos como el gerundense Joaquín Bonet o el alemán Adolfo Schulten sirvieron de acicate a la iniciación de las excavaciones científicas que se vienen desarrollando ininterrumpidamente desde el año 1908. Recuperar Ampurias ha sido rescatar una parte fundamental de nuestra memoria colectiva.

La Asociación Cultural Nueva Acrópolis de Barcelona agradece al servicio de documentación del Museo de Ampurias la buena bibliografía y audiovisuales que ha desarrollado en los últimos años a partir de los cuales se ha podido preparar estas líneas.

Fuente: Nuevaacropolis.es Share